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domingo, 28 de septiembre de 2014

Compañías con beneficios




Por James Surowiecki*

Traducción de Francisc Lozano**


James Surowiecki by James Davidson. Fuente: Wikimedia



En los años recientes, Warby Parker se ha convertido en el productor de gafas de elección para los hipsters. En una reciente taxonomía de GQ de las diferentes variedades de nerds, todos, absolutamente todos los nerds estaban usando un par de gafas Warby Parkers.  La estrategia de la compañía –vender anteojos con estilo a un precio asequible-  parece obvia, pero, en una industria donde los anteojos de marca cuestan  doscientos o trescientos dólares el par, cuenta como revolucionaria. La compañía tiene una similarmente inconvencional estrategia para lograr su identidad corporativa. Poco después de crear Warby, sus fundadores la transformaron en una “corporación B” (B corporation,  en inglés). Las corporaciones B son compañías con ánimo de lucro que se comprometen a alcanzar objetivos sociales, así como a lograr objetivos empresariales. Su desempeño social y ambiental debe ser regularmente certificado por una organización sin ánimo de lucro llamada B Lab, de la misma forma que el sistema de construcción de edificios sostenibles LEED debe ser certificado por el U.S. Green Building Council. Muchas corporaciones B también están comprometidas con una misión social específica. La producción y distribución de Warby son neutrales en cuanto a liberación de carbono, y, por cada par de anteojos que vende, la compañía distribuye otro par [gratuitamente] en el mundo en desarrollo, en asociación con una organización sin  ánimo de lucro llamada VisionSpring.

Ahora hay más de mil corporaciones B en los Estados Unidos, incluyendo Patagonia, Etsy y Seventh Generation. Y en los anteriores cuatro años, veintisiete estados han aprobado leyes que le permiten a las compañías transformarse a sí mismas en "corporaciones  de beneficio" (benefit corporations, en inglés) - las cuales son similares a las corporaciones B, pero no idénticas. Los compromisos a los que esas compañías están llegando, no son sólo retóricos. Mientras una empresa regular puede abandonar sus políticas altruistas cuando los tiempos se ponen difíciles, una corporación de beneficio no puede.  Los accionistas pueden demandar a los directores por no llevar a cabo la misión social de la compañía, así como ellos pueden demandar a los directores de una compañía tradicional por violar sus obligaciones fiduciarias.

¿Por qué cualquier empresa ataría sus manos de esa forma? Neil Blumenthal, uno de los  fundadores de Warby, me dijo: "Nosotros queríamos construir una empresa que generara ganancias. Pero también queríamos crear un negocio que hiciera el bien en el mundo." Eso suena bonito, pero es un tipo de objetivo que puede ser fácilmente descartado cuando  estás manejando un negocio con ánimo de lucro. Convertirte en una corporación B  aumenta el costo de la reputación de la organización al abandonar sus objetivos sociales. Eso es lo que los economistas comportamentales denominan "mecanismo de compromiso" (commitment device, en inglés) -una forma de asegurarse de que tú cumplirás tus promesas.
Ser una corporación B también aísla a una compañía de las presiones de los inversionistas. Desde los años 70, la ideología dominante en las empresas estadounidenses ha sido que el propósito fundamental de una empresa es aumentar los retornos de los inversionistas: como Milton Friedman lo estableció,   el aumento de las ganancias "es la única responsabilidad social de un negocio." Los profesores de leyes aún debaten si esto el legalmente cierto o no, pero la mayoría de los directores ejecutivos sienten una gran presión para maximizar el valor de los accionistas.  En una corporación B, los accionistas son sólo una división administrativa. Patagonia no tiene que preocuparse porque sus inversionistas se opongan a su trabajo ambiental, ya que ese trabajo es simplemente parte de la labor total de la organización. Por razones similares, las corporaciones de beneficio son mucho menos vulnerables  a adquisiciones hostiles. Cuando Ben & Jerry's fue adquirida por Unilever, en el 2000, sus fundadores no querían vender, pero  ellos creyeron que era su deber fiduciario. Una corporación B hubiese tenido un tiempo más fácil manteniéndose independiente.
En el ferozmente competitivo ambiente de negocios de hoy, uno podría asumir que una organización que piense de manera altruista está condenada al fracaso. Para un defensor del libre mercado, una corporación B es sólo una manera de desperdiciar el dinero de los accionistas en la realización de buenos caprichos. Hasta ahora, Warby Parker no ha tenido problemas generando dividendo para sus inversionistas.   Y Dave Gilboa, otro de los fundadores, me dijo que, a un nivel operativo, tener una misión social puede ofrecer distintas ventajas. Es una forma muy importante de atraer y retener empleado talentosos. Datos de encuestas muestran que los trabajadores -especialmente los jóvenes- prefieren trabajar para empresas socialmente responsables, y lo harán por una menor compensación económica como intercambio por un mayor sentido de propósito. Ese tipo de personas normalmente trabajan para organizaciones sin ánimo de lucro, pero las corporaciones B podrían convertirse pronto en una opción más atractiva. El propio Blumenthal viene del sector sin ánimo de lucro, habiendo trabajado en Vision Spring antes de crear Warby. Él dice: “tu capacidad para tener un impacto a gran escala es simplemente mayor en el sector con ánimo de lucro, y eso es fundamentalmente gracias al capital y el talento disponible para ti.” Tener una misión social también puede ser un elemento importante para venderle a los clientes, como lo ha demostrado el movimiento del comercio justo.
Es fácil ser escéptico respecto a la retórica sentimental que rodea las corporaciones B. Sin embargo, el deseo de equilibrar el beneficio y el propósito es sin duda un retorno al modelo que muchas empresas estadounidenses siguieron una vez. Henry Ford declaró que, en vez de aumentar los dividendos, él preferiría usar el dinero para construir mejores carros y pagar mejores salarios. Y el credo de Johnson & Johnson, escrito en 1943, establece que “la primera responsabilidad” de la compañía no era con los inversionistas, sino con los médicos, las enfermeras y los pacientes. Hubo algunos problemas con esta forma de hacer negocios: era paternalista y a veces ineficiente. Pero lo que la reemplazó –la conversión del valor de los accionistas en un fetiche- les ha autoinfligido un serio daño, animando a las corporaciones a enfocarse en prospectos de corto plazo y el valor de las acciones a expensas de todo lo demás. El aumento de las corporaciones B es un recordatorio de que la idea de que las corporaciones deberían ser únicamente delgadas y magras máquinas de maximización de ganancias, no ha sido dictada por la naturaleza inherente al capitalismo, y mucho menos por la naturaleza humana.  Como individuos, nosotros tratamos de hacer nuestro trabajo no sólo rentable,  sino también significativo. Puede ser el momento para que más compañías hagan lo mismo.




*James Surowiecki ha sido parte del equipo de escritores de The New Yorker  desde el año 2000, y escribe la página de finanzas. Si quiere visitar el texto original, por favor vaya a http://www.newyorker.com/magazine/2014/08/04/companies-benefits

**Francisc Lozano (1988): Nació en Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano de la Organización Grameen Caldas; fue Director de la Fundación Funeducol; y Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change.  Es escritor por gusto y convicción. Puede contactarle en su cuenta de Twitter @Franzlozano